@GrethelDelgadoA
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MIAMI.- Los mataron el 13 de julio de 1989. El fusilamiento, hace 30 años, de cuatro oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y del Ministerio del Interior, demuestra que la cuerda se rompe por la parte más delgada y cuando toca asumir responsabilidades, los que están debajo de las líneas de poder, salen perdiendo.
Arnaldo Ochoa, general de división de las FAR; Jorge Martínez, Capitán de las FAR; Antonio “Tony” de la Guardia Font, coronel del MININT; y Amado Padrón, mayor del MININT, fueron condenados por un tribunal del régimen “por alta traición a la patria y a la revolución” debido a supuestas relaciones con el narcotráfico, en un proceso conocido como la Causa No. 1.
A tres décadas de los hechos, algunos de los que vivieron de un modo u otro ese capítulo de la Historia de Cuba, comparten sus recuerdos con DIARIO LAS AMÉRICAS.
El analista político Juan Juan Almeida reflexiona sobre estos sucesos desde su relación personal con la familia del general Arnaldo Ochoa.
Mi vínculo con esas personas que toda la vida habían sido héroes y un día se levantaron siendo delincuentes, es más anecdótico que otra cosa. Mi padre [el comandante de la revolución Juan Almeida Bosque] no era muy cercano a toda aquella parafernalia de militares; era músico. Pero yo soy muy amigo de la familia de Ochoa y ese es mi vínculo emocional con los hechos.
A veces las personas comienzan a ver la historia desde el fusilamiento. La realidad es que ese es el final de una serie de decisiones que toma el gobierno cubano para convertirse en un Estado criminal. Habían sucedido algunas cosas que eran mal vistas por el gobierno, y se estaban tomando muchas medidas.
En el caso de Ochoa, yo conocí más a la persona. Ochoa era un hombre de pueblo, humilde, era un tipo muy modesto, con un sentido del humor muy campesino, con respuestas y opiniones tan sencillas que prácticamente humillaban. Era un hombre fidelista, crítico de la revolución cubana, sin sacar el punto de respeto a Fidel Castro. Quizás eso le valió el respeto de Fidel, ciertas preferencias para con él, y esto humilló a Raúl Castro.
Por su parte, Ileana de la Guardia, hija del coronel Antonio de la Guardia, tenía 24 años cuando ocurrió todo.
Recuerdo que fueron días muy difíciles para mí y toda la familia, días tristes, puesto que no pudimos ayudar a mi padre ni a mi tío, ni a los otros condenados a tener un juicio como debe ser en relación con la ley. No tuvimos tampoco posibilidades de hacer apelación para impedir los fusilamientos. No se ha podido hacer justicia con relación a eso y los responsables de ese proceso nunca reconocieron que fue un juicio completamente arbitrario e ilegal.
Aparte de la dificultad que teníamos en la familia para que nos escucharan y para organizar la defensa de nuestros familiares, también había una vigilancia en permanencia sobre nosotros. Además la hacían ver porque era bastante evidente. Yo pienso que el objetivo era que no contactáramos organismos de los Derechos Humanos ni que hiciéramos alguna manifestación en la calle. Ellos trataban de controlar lo que quería hacer la familia y por eso estábamos tan vigilados. Cuando nos movíamos siempre había un carro detrás nuestro, cerca de la casa de mi padre, la de la esposa de mi tío, la de todo el mundo.
Según Almeida, estos hechos dieron al traste con una serie de “limpiezas necesarias”, las cuales desatarían años convulsos en la isla.
Un día nos levantamos con aquella publicación del [periódico] Granma, donde lo citaba como delincuente, hasta ese día lo habían llamado héroe. Ochoa era uno de los hombres más respetados por las tropas cubanas. Su nombre había estado clavado en la historia de las conquistas de Cuba en el exterior: Nicaragua, Venezuela, Angola, Cuito Cuanavale, en fin, un montón de epopeyas militares.
Como dijo el general Sergio del Valle durante el juicio sumario de la Causa No. 1: “No se juzgan tanto a las personas, sino las circunstancias que llevan a las personas a ese tipo de acciones". Eso le costó muchísimo, tanto así que de ser uno de los generales más importantes terminó básicamente en el anonimato. Había sido ministro del Interior y de Salud Pública. Y para mí ese comentario es el más importante de todos los que se dieron al respecto.
Siento que el artífice de todo lo que sucedió en el año 89 fue precisamente Raúl Castro, porque con todo lo que vimos ese año dio al traste con que finalmente Cuba dejara de ser dos países: uno de las FAR, otro del MININT; uno de Fidel, otro de Raúl. El país se fusiona y Raúl queda prácticamente al mando de todo el país. No fue cuando Fidel se enferma que Raúl toma el poder. Desde el año 89 ya Raúl se hace con todas las estructuras del poder en Cuba.
Raúl Castro no es un hombre carismático, no es un hombre leído, y eso le valió muchos celos y prejuicios contra Arnaldo Ochoa. Como todos sabemos, Raúl da aquel discurso famoso donde dice “me sorprendí frente al espejo con lágrimas en los ojos”. Yo le creo a Raúl, seguramente que se sorprendió, pero si lo hizo es porque estaba perfectamente consciente de todo lo que estaba haciendo.
En febrero del 89 Raúl me dijo que volviera a la vida militar, que se iban a suceder algunas cosas. Así que en febrero él ya sabía lo que iba a ocurrir en julio. No era ajeno para él absolutamente nada de lo que sucedió.
Seguramente [los acusados] sí estaban involucrados en todo lo que se dijo; había mucha información al respecto, muchas acusaciones de países amigos y no tan amigos del gobierno cubano sobre lo que estaba sucediendo con estos militares y las relaciones que estaban teniendo con el narcotráfico.
Y claro, Cuba decidió, para limpiar su imagen, jugar con la vida de sus mejores peones. El gobierno los apostó y salió victorioso. Logró limpiar su imagen. Tanto que hoy, por muchas acusaciones que podamos hacer, no hay ninguna prueba que demuestre que no fueron esos los que estaban involucrados y no el gobierno cubano. Pero la falta de evidencia normalmente es una evidencia. Creo que en Cuba, al menos desde mi punto de vista, que nací y me crié en la cúpula de gobierno, no podía existir nadie que moviera un avión, una lancha, un papalote, sin que el general Raúl Castro lo aprobara. Eso es imposible.
Es precisamente que en esos días, entre el 14 de junio y el 13 de julio, cuando los fusilan (a la salida del aeropuerto de Baracoa, en un pedacito de playa), reúnen a los militares del MININT en la Sala Universal de las FAR y les explican todo lo que estaba pasando. Los militares asumieron que al general José Abrantes Fernández, entonces ministro del Interior, se le impusieran determinados cargos por el desconocimiento de lo que estaba sucediendo bajo su poder ministerial.
Ahora, lo que no entendían era que la persona involucrada en todos estos hechos, de mayor rango e importancia militar, no era un militar del MININT, sino de las FAR, y era Ochoa. Eso pondría en la misma situación que Abrantes a Raúl Castro, porque en caso de que no lo supiera, estaría desconociendo los hechos que se estaban desarrollando bajo su poder. Entonces también tendría que haber sido juzgado por no conocer lo que hacía uno de sus mejores generales, aquel que fue condecorado con la Orden Héroe de la República de Cuba. Eso, quitando que no haya evidencias que lo involucren en los hechos. ¿Por qué entonces no quitaron al ministro de las FAR?
Entonces, en esa reunión se armó el acabose, Fidel dio una patada en el suelo y ahí destrozaron a todo el MININT. Cuando hay esas evidencias de que están tapando muchas cosas, eso pone en evidencia de que al menos Raúl Castro Ruz no solo es el artífice de todo lo que sucedió sino el de mayor rango de todos los involucrados.
Para Ileana de la Guardia, que vive en Francia desde 1992, también se trató de una especie de limpieza preventiva en la que el régimen se deshizo de sus críticos más cercanos.
Durante los años 1984, 85, 86, como en Europa del Este y la Unión Soviética empieza a haber un proceso de apertura política y económica, en Cuba se publican revistas y periódicos soviéticos, Novedades de Moscú, Sputnik. Lo que se criticaba en la Unión Soviética que era el partido único, la economía centralizada, las dificultades para que los ciudadanos viajaran, todo lo que tenía que ver con la sociedad civil también. En Cuba se pensaba que se podía hablar un poco, que se podía criticar. Dentro del ejército en particular, Ochoa tenía una posición muy crítica. Delante mío hizo manifestaciones, incluso delante de mi esposo. Estábamos nosotros tres solos además y él dijo lo que pensaba: que ese sistema tenía que cambiar, que era un desastre que eso siguiera así, que no llevaba a nada.
En la Unión Soviética estaban haciendo cambios. Con estas críticas de Ochoa, más todas las personas que estaban alrededor de él, que eran ciertos militares como mi papá, que pensaban igual, el gobierno, o sea Fidel Castro, tuvo temor a que esto se convirtiera en algo más allá que opiniones, que tomaran fuerza. Además hay que saber que Ochoa era considerado como un héroe, era muy apreciado en el ejército. Ellos tuvieron miedo de que esto fuera más fuerte y pusiera en fragilidad el poder de ellos, de Raúl y de Fidel.
Si ves la acusación de tráfico de droga a Ochoa no corresponde, no hay manera de poder fusilar a una persona que no hizo tráfico de drogas. En el proceso de lo único que se habla es que él pensó en ir a Venezuela. No hay ninguna ley que diga que por tráfico se fusila; además, Ochoa no estaba en Cuba cuando estos tráficos, según ellos, pasaron. Era muy difícil encajar en el tema para poderlo fusilar y entonces lo fusilan al final por la condena de traición a la patria y utilizan el departamento de mi padre, que era el departamento MC (que se ocupaba de violar el embargo y tenía los objetivos de sacar materiales de alta tecnología de Estados Unidos).
Nunca se probó exactamente que hubiesen hecho tráfico de drogas, porque no era un departamento que estaba creado para eso. Pero ellos tenían contactos con personas que se ocupaban de hacer las entradas ilegales por Estados Unidos para sacar todo este material de alta tecnología. Lo que quiere decir que no eran hombres de negocios legales, eran gente que estaba en otros tráficos y es a partir de ese vínculo que el gobierno utiliza el elemento de tráfico de droga. Además de que la DEA había acusado a Cuba de tráfico de drogas, incluso antes del proceso a Ochoa, antes de que mi padre tuviera el MC.
Entonces utilizan el tráfico de drogas para quitarse dos problemas de arriba: uno, las acusaciones que tenía Estados Unidos sobre Cuba de tráfico de drogas; y dos, el peligro de una oposición política dentro del ejército.
Todo fue muy bien estructurado. Pienso que Fidel Castro siempre logró hacer estas manipulaciones incluso desde hace mucho tiempo con otras personas. Lo que es terrible de esto es que se murió y nunca tuvo que explicarse frente a la justicia por actos ilegales, arbitrarios, como el de mi padre y los otros acusados en este caso, y en otras épocas otras personas.
El caso Ochoa, como estaba hecho desde el punto de vista legal, lo presenté en una comisión de Naciones Unidas, que se llama Comisión de Juicios Arbitrarios, de la Comisión de Derechos Humanos. Esta comisión estudió ese juicio durante un año y después declaró que había sido completamente ilegal, y tengo los papeles que dicen que ese juicio es ilegal.
Patricio cumplió la condena, incluso yo pienso que a él le pusieron 30 años simplemente como dice el fiscal por no haber denunciado a su hermano, eso nada más en esa ley que ellos tienen en Cuba porque en otro lado no te condenan 30 años por eso, no existe.
¿Quién era Tony de la Guardia en el ambiente íntimo?
La imagen que tienen de él es de militar. Pero en el ambiente más íntimo, aparte de ser militar, era pintor. En mis recuerdos siempre él estaba en short cuando llegaba del trabajo y se ponía a pintar muy tranquilo. Necesitaba eso para relajarse. Era una persona muy sociable, tenía muchos amigos, le gustaba ayudar a los otros y a sus amigos, era muy generoso, muy cariñoso, muy buen padre, con un carácter muy bueno. Era muy difícil verlo ponerse bravo y también le gustaban mucho los barcos. Por la parte de la familia nuestra que antes de la Revolución tenían muy buena situación y tenían un barco de vela. Mi padre aprendió a manejar el barco de vela y las vacaciones yo las pasaba en el mar con él en un barco.