domingo 29  de  septiembre 2024
REPORTAJE

Cuba es un calvario

El día a día de los cubanos es una auténtica pesadilla. Apagones de hasta veinte horas, alimentos cada vez más caros y servicios básicos que no funcionan

Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

El cuerpo de guardia del hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, ubicado en la Avenida 26, al suroeste de La Habana, es un retrato fijo de las penurias que sufren los cubanos. Hace tiempo que no funciona el aire acondicionado y han sustituido las ventanas de cristal por un chapucero enrejado de cabillas. El piso, muy sucio, y la mayoría de los bombillos están fundidos.

Las personas aguardan por su turno médico sentados en incómodos bancos de cemento. Todos tienen cara de hastío. Llevan varias horas esperando para ser atendidos entre el calor, una nube de moscas y un olor fétido que inunda el salón.

Casi todos son pacientes de la tercera edad con padecimientos crónicos que necesitan tratamientos específicos de un especialista. María de Carmen, 71 años, padece de gastritis. “No puedo seguir el tratamiento médico porque hace tres años que no entran los medicamentos a la farmacia. Recibo una pensión de 2,000 pesos (unos 7 dólares) que malamente me alcanza para comprar pagar la luz, comprar el pan y algunas frutas".

La anciana debería tener una dieta de leche, carnes blancas y malanga, "pero el Estado me la quitó. Y una libra de pescado en la calle cuesta más de mil pesos y la libra de pollo que me toca por la carnicería hace cuatro meses que no viene. Por culpa de la guerra que tiene el gobierno con los cuentapropistas ha desaparecido el pollo en los bodegones particulares de las Mipymes. Cuando aparece, te lo quieren vender por cajas. Y una caja de pollo cuesta once o doce mil pesos”.

“El médico me dijo que debo tener una alimentación balanceada y saludable, que sería el mejor tratamiento para mi enfermedad. Pero no tengo a nadie en el extranjero que me envíe dólares ni comida. Estoy pasando hambre. En cuatro años he bajado más de treinta libras. El panecito que me toca por la libreta se lo doy a mi nieto. Estamos viviendo una verdadera pesadilla”, se queja María de Carmen.

Gladys, ama de casa, estuvo más de cuatro horas esperando para poder ingresar a su esposo. "Hay camas, pero todas están rotas o no tienen colchones. Además del colchón, de la casa tuvimos que traer piyamas, toallas, sábanas y un ventilador. Antes de ingresarlo, mi nuera y yo le dimos tremenda limpieza al baño. Era una asquerosidad, con la mierda saliéndose por fuera de la taza. El almuerzo y la comida tenemos que traerlo de la casa. Lo que dan en el hospital es un bodrio que no se lo comen ni lo puercos. Y para colmo tengo que darles ‘regalitos’ a los médicos y enfermeras que lo atienden. De lo contrario se me muere”, dice molesta.

Alberto, 66 años, padece de colitis, y asegura que “Cuba está en bancarrota por culpa de un gobierno inepto. No le demos más vuelta al tema. Si no nos quitamos ese lastre de encima, esta gente (el régimen) nos va a enterrar en vida. Ni durante el Período Especial se pasó tanto trabajo. En los hospitales que atienden a la población no hay medicamentos básicos como paracetamol, agujas desechables, algodón... Los pacientes tienen que llevarlo todo. Desde hace tres años debía hacerme una colonoscopía. Cuando el equipo no estaba roto, faltaba la anestesia o simplemente el médico me daba el bate al no poder hacerle regalos ni darle dinero".

Cuenta Alberto que tuvo que plantarse para que lo atendieran. "Porque llegan los pacientes con posibilidades, que hasta la anestesia traen, y les hacen la colonoscopia. A mí me trataron como a un perro. Me sedaron con cinco benadrilinas y cuatro alprazolan por falta de anestesia. El dolor durante el examen fue tremendo. Estuve casi dos días drogado. No me acordaba de nada. Me hicieron firmar un documento por si algo sucedía. Ya no te hablo de la suciedad, en la sala había cucarachas. El país se viene abajo y el gobierno se la pasa mintiéndole al pueblo. Si las cosas no cambian pronto, esto va a explotar”.

El día a día de los cubanos es una auténtica pesadilla. Apagones de hasta veinte horas, alimentos cada vez más caros y servicios básicos que no funcionan.

Glenda, jubilada, lleva más de tres horas esperando una guagua en la parada. "En Cuba todo es una tragedia. En mi barrio no entra el agua hace una semana, hace dos días nos quitaron la luz quince horas seguidas y la basura nos va a sepultar. Estos gobernantes más hijos de puta no pueden ser. No les importa el sufrimiento de la gente. Viven a toda trapo, gordos y rozagantes. A ellos no les falta el combustible, se atienden en clínicas exclusivas y se alimentan bien. Mientras, los jóvenes solo piensan en emigrar y los viejos muriéndose de hambre sin que nadie los atienda. Y el noticiero de televisión cada noche inventa una isla de fantasía que no existe”.

En los últimos tres años han emigrado más de 850.000 mil personas solo para Estados Unidos. Analistas consideran que el éxodo ronda el millón de personas. El 18% de la población ha escapado del manicomio comunista. El demógrafo y economista Juan Carlos Albizu-Campos, tras una exhaustiva investigación, informó que en los últimos cuatro años, la población cubana descendió de once millones habitantes a 8.62.

Y la bomba demográfica no se detiene. La emigración masiva de jóvenes y personas económicamente activas, ha acelerado el envejecimiento poblacional.

“Somos una de las naciones de la región más envejecidas. Se esperaba que para 2030 el 28% de la población fuese mayor de 60 años. Pero al marcharse del país una cantidad considerable de niños, adolescentes y personas menores de 50 años, se ha precipitado el envejecimiento nacional. Probablemente dentro de un lustro, la cifra de personas mayores de 60 años se acerque al 35%”, explica Carlos, sociólogo.

En su opinión, “una nación empobrecida y con los servicios públicos colapsados no podrá sostener a esa masa de ancianos. Ya existe un déficit importante de mano de obra en la agricultura, la construcción y otras profesiones. Por el paso que vamos, Cuba acabará siendo un país de viejos. Y quienes no tengan familia en el exterior que les ayuden, estarán hambrientos, sucios, enfermos y decrépitos”.

María de Carmen considera que los cubanos han perdido la alegría y la sonrisa. “El estrés cotidiano pasa factura. Se vive para comer, no lo que quieras o necesites por tu salud, si no lo que encuentres. Lo notas, gente con mal aspecto por falta de higiene. Muchas mujeres ya no se maquillan, algunas andan sin ajustadores, a lo mejor también sin blumers: al igual que las íntimas (almohadillas sanitarias), la ropa interior femenina y masculina brilla por su ausencia".

La mala noticia es que las cosas en Cuba pueden empeorar.

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