Especial
La vía interoceánica es la única del norte del hemisferio que une el Atlántico con el Pacífico, por ella pasa casi 70% del tráfico comercial marítimo de EEUU
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La decisión por parte de Panamá de salirse del proyecto chino de la Ruta de la Seda después de haber sido el primer país latinoamericano en adherirse al programa del régimen de Pekín representa una victoria clave para la administración Trump en sus esfuerzos de reafirmar la autoridad de Estados Unidos en Las Américas, en claro contraste con anteriores administraciones.
El alarmante nivel del creciente control chino sobre el estratégico Canal de Panamá financiado y construido a gran coste por EEUU a principios del siglo pasado y cedido a Panamá por el presidente Jimmy Carter en 1979, fue un punto clave del discurso inaugural del presidente Donald Trump: “Le dimos el Canal a Panamá no a China y lo vamos a recuperar”.
Proyectos de construcción multibillonarios para ampliaciones de puertos a ambos lados del Canal, puentes y otras obras de infraestructura han sido concedidas a empresas chinas ligadas al régimen comunista de Xi Jing Ping, casi en exclusiva desde que Panamá asumió el control del Canal en 1999.
Aun entonces fuentes del Pentágono y el Departamento de Estado expresaban su asombro en conversaciones extraoficiales con este reportero, sobre la aparición de empresas como Hutchison Wampoa de Hong Kong y personal chino en los principales puertos de Colón y Balboa, dominando las entradas al canal por el Atlántico y el Pacífico.
La concesión de un tercer puerto en la Isla de Margarita (de Venezuela) en 2017 coincidiendo con la entrada formal de Panamá en la Ruta de la Seda , causó cierto revuelo en Washington. El presidente Obama en aquel momento, brevemente llamó a consultas el embajador, pero años más tarde su secretario de estado John Kerry declaró ante la OEA que “la doctrina Monroe se había acabado”.
La doctrina establecida por el presidente James Monroe en 1823 que vino a enmarcar políticas intervencionistas en el hemisferio, fue inicialmente diseñada para proteger intereses norteamericanos frente a intentos de recolonizar los países suramericanos obteniendo independencia de España. A pesar del mal renombre que adquirió en círculos izquierdistas latinoamericanos, recientes maniobras de China y sus aliados, Rusia e Irán alrededor del continente, le brindan nueva relevancia.
El Canal de Panamá es de vital importancia tanto para la seguridad nacional como para la economía de EEUU. Es la única via marítima del norte del hemisferio que une la costa este con la costa oeste. Por ahí pasa casi 70% del tráfico comercial marítimo de EEUU. Movimientos navales entre los dos océanos dependen en gran parte de su libre acceso.
“El acceso de China al Canal y datos técnicos que están a la mano de empresas chinas operando en la zona, crean demasiadas oportunidades para que Pekín haga objetivo del Canal en caso de guerra” dice el profesor Evan Ellis, especialista en asuntos latinoamericanos del US Army War College.
Las múltiples formas en que China podría cerrar el Canal incluyen: crear accidentes para hundir o incapacitar buques que crucen sus vías más estrechas, destruir uno de los puentes sobre el canal, detonación de explosivos colocados en un barco que transite las esclusas, ataques cibernéticos que pueden paralizar sistemas de control y manejo fluvial. “Hay demasiadas vulnerabilidades y es simplemente imposible proteger contra todas, sin control efectivo de las facilidades”, dice Ellis.
El ex jefe de inteligencia del Pentágono y asesor de Trump, general Michael Flynn, ve el Canal de Panamá como eje de una estrategia de China para dominar el hemisferio. “China controla ochenta puertos o componentes de puertos por toda America Latina y el Caribe”, dice. La empresa estatal COSCO que ha operado para el Ejercito de Liberación Popular (ELP) Chino en África y Medio Oriente, tiene importantes concesiones en Panamá y recién construyó un nuevo puerto en Perú. Está equipado con avanzada tecnología que podría fácilmente prestarse a usos militares, según un diplomático de las ONU quien ha inspeccionado las instalaciones.
Los chinos estaban construyendo un puerto similar en Argentina dominando el sureño Estrecho de Magallanes que les hubiera otorgado control sobre las dos conexiones transoceánicas del hemisferio. Solo se frenó con el triunfo electoral del presidente conservador Javier Milei, quien han redirigido el proyecto a la marina de EEUU.
China va ganando posiciones en las mismas fronteras de EEUU. Dirige proyectos portuarios en México, desde donde carteles de la droga han introducido cantidades masivas de fentanilo chino a EEUU mediante el descontrol fronterizo promovido por la administración Biden. Unos 2.000 indocumentados chinos han entrado por México, según expertos en seguridad y congresistas norteamericanos quienes sospechan que podría tratarse de una infiltración paramilitar.
La presidenta izquierdista de Honduras, Xiomara Castro, también ha contratado empresas chinas para expandir el puerto caribeño de San Lorenzo, a pesar de mucha ayuda y de la atención prodigada a su gobierno por la administración Biden. La exvicepresidenta Kamala Harris, tuvo una relación estrecha con ella.
Proyectos chinos en Honduras incluyen ampliaciones a la carretera uniendo al puerto con las inmediaciones de una base área de EEUU que Castro ha amenazado con cerrar en retaliación a las deportaciones de inmigrantes ilegales ordenadas por Trump. El PRC (Partido Comunista chino) también mantiene relaciones estrechas con el vecino régimen sandinista, posicionado en Nicaragua que está recibiendo entrenamiento militar chino y ha discutido planes con Pekín para la construcción de un segundo canal transoceánico desde territorio nicaragüense.
China también financia el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela por cantidades que ya oscilan en más de $100.000 millones. “El apoyo incondicional político, diplomático y económico ofrecido por Pekín ha sido clave en mantener al régimen bolivariano en el poder”, según el economista Carlos Eduardo Pina, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
China lanzo el primer satélite espacial venezolano “Simón Bolívar”, controlado desde una estación de rastreo montado en Venezuela por ELP. La empresa China ZTE ha extendido cables submarinos conectando Venezuela con Cuba donde el ELP construye un sofisticado complejo de bases de espionaje electrónico.
Sacar a Panamá de los tentáculos chinos será un triunfo indudable del secretario de Estado Marco Rubio, a pocos días de haber tomado su cargo. El presidente panameño José Raúl Mulino se ha comprometido a someter las relaciones con China a una auditoría supervisada por la administración Trump para investigar una serie de transacciones poco transparentes indicando pactos corruptos a alto nivel, se da el caso que negocios familiares del expresidente Varela se beneficiaron de China después de adherirse a la ruta de la seda.
Pero falta mucho terreno por recorrer para disminuir la presencia China en el hemisferio.
EEUU tendrá que ejercer fuertes presiones para abrirse paso en el avispero de dictaduras, izquierdistas, organizaciones terroristas y carteles criminales que florecieron bajo los demócratas y que China controla.