BOGOTÁ.- El Gobierno de Gustavo Petro enfrenta una nueva fase de conflicto tras los enfrentamientos de la guerrilla en la zona del Catatumbo desde el pasado 16 de enero.
El presidente Gustavo Petro acusa al ELN de ejecutar “crímenes de guerra”. Analistas señalan que el conflicto es multifactorial
BOGOTÁ.- El Gobierno de Gustavo Petro enfrenta una nueva fase de conflicto tras los enfrentamientos de la guerrilla en la zona del Catatumbo desde el pasado 16 de enero.
Esta región ocupa cerca de la mitad del departamento Norte de Santander, en el nororiente colombiano, parte del sur del Cesar y comprende un territorio de más de 4,800 km², junto a la frontera con Venezuela. Allí se ha avivado la violencia y el fuego cruzado entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
El balance de este conflicto, hasta el 28 de enero, es de al menos 80 muertos, entre ellos seis firmantes del Acuerdo de Paz, 48,004 personas desplazadas, y 25,011 personas confinadas. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo de Colombia, la situación configura la mayor crisis humanitaria en el país.
El Gobierno de Colombia envió más de 5,000 hombres del Ejército Nacional al Catatumbo y decretó la conmoción interior.
Mario Hernán López, profesor de la Universidad de Caldas en Manizales y quien trabaja en temas de conflicto y paz, recuerda que, en el año 2016, se firmó un acuerdo para la paz política en Colombia entre las FARC y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, tras lo cual aparecieron sectores disidentes por distintas regiones del país.
“Estos grupos están comandados, en principio, por quienes se habían resistido a vincularse con los diálogos y, en segundo lugar, por disidentes que fueron personajes importantes en la negociación por parte de las FARC y retornaron a la confrontación armada”, indica.
En ese escenario, agrega, el conflicto en Catatumbo representa una situación multicausal que desencadena en confrontaciones entre los mismos grupos armados ilegales.
“Por un lado, hay presencia de disidencia de las FARC y, por el otro, también aparece desde hace un buen tiempo una presencia muy fuerte del ELN. Este último ha venido intentando hacer diálogos con el Gobierno de Petro, pero por otro lado también fortalece sus propias estructuras y posiciones militares”, expresa.
López señala que, en las disputas por las rentas legales e ilegales en territorios como el Catatumbo, está el ELN y ahora también se ha anunciado la posibilidad de la presencia de estructuras de los herederos del paramilitarismo, como es el caso del Clan del Golfo. Afirma que este grupo ha asumido otras denominaciones y busca identidad política.
Tras los ataques en Catatumbo, el presidente Petro suspendió los diálogos de paz con el ELN. El mandatario enfatizó: “Lo que ha cometido el ELN en el Catatumbo son crímenes de guerra”.
Sobre esto, López puntualiza que se ha planteado “una serie de factores que han hecho poner en jaque esa mesa de diálogos con el ELN”. En ese sentido, una de las estructuras en el sur del país emprendió de manera autónoma un proceso de diálogo y de acuerdos con el Gobierno.
Otro aspecto importante, añade, son los asuntos relacionados con lo que las partes demandan como incumplimiento de lo acordado.
“Pero, lo del Catatumbo por los impactos humanitarios que ha causado, por el asesinato de firmantes de los acuerdos, por los procesos de desplazamiento forzado, ha configurado una escena supremamente dramática en términos de derechos humanos y ha puesto al Gobierno a considerar que se deben suspender los diálogos con el ELN”, subraya.
El analista colombiano explica que el conflicto no puede separarse de la fragilidad socioeconómica del territorio, la presencia de minería ilegal y de cultivos de uso ilícito.
“Se dice que Catatumbo es la región donde más cultivos hay en Colombia. Todo eso hace que el Gobierno plantee que, por un lado, está la necesidad de configurar una estrategia que le dé oportunidades a la gente para salir de toda esta ilegalidad y, por otro lado, el gobierno también ha planteado la necesidad de una acción militar para enfrentar el conflicto”, señala Mario Hernán López.
El 28 de enero, el comisionado de paz, Otty Patiño, señaló a los medios de comunicación que el Gobierno de Petro estaría dispuesto a retomar la negociación de paz con el ELN, si la guerrilla realiza una “reflexión profunda”.
Germán Sahid, profesor de la Universidad del Rosario de Colombia, expresa que el conflicto guerrillero en el Catatumbo representa “un retroceso terrible en el proyecto de paz con el presidente Petro, es un fracaso rotundo tanto de su política de seguridad como de su estrategia de negociación”.
Explica que Petro optó por buscar negociación con todos los grupos al mismo tiempo, con lo cual se crearon “incentivos negativos, perversos” para que los diferentes grupos armados organizados buscaran maximizar su injerencia delictiva en el territorio. “Los grupos se vuelven atractivos para negociar con un gobierno en la medida en que tienen más territorio”, agrega.
Sahid puntualiza que, en ese escenario, los grupos ilegales inevitablemente terminaron enfrentados en territorios puntuales. “En el caso del Catatumbo, se juntaron dos economías ilícitas: el narcotráfico y el contrabando. Se convirtió en un área de acumulación estratégica entre el grupo disidente de las FARC, cuyo cabecilla es alias “Calarcá”, y el frente de guerra nororiental del ELN”, indica.
Cree que también se evidencia el fracaso de la política de seguridad de Petro, por lo que la disidencia de las FARC no es un grupo homogéneo, ni tiene un liderazgo ubicado, con lo cual el Gobierno empezó a negociar con estructuras y no con el grupo completo.
De esta manera, explica, la fuerza pública no puede operar dado que en la misma área geográfica está el cese al fuego con un grupo y con otros no. “Las fuerzas militares perdieron la capacidad de aplicar el principio de distinción para saber a quién pueden disparar y a quién no”, señala el investigador.
Expone, también, que ha habido cuestionamientos al hecho de que el conflicto en Catatumbo no se abordó de forma directa a través del Ministerio de Defensa y las fuerzas militares, sino que inicialmente fue enfrentado desde el Ministerio de Interior.
El conflicto en Catatumbo, que enfrenta el Gobierno de Gustavo Petro, se enmarca con la ubicación fronteriza de Colombia y Venezuela, quienes comparten una región "activa, dinámica, larga y porosa", como es visualizada por el profesor colombiano Mario Hernán López.
Según investigaciones, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene presencia en la zona fronteriza con Venezuela, agrega López.
Por su parte, el también profesor, Germán Sahid, puntualiza que ha habido un número significativo de desplazados del Catatumbo y muchos de ellos cruzaron la frontera y al llegar a Venezuela jurídicamente pasaron a ser refugiados.
“Eso le dio una bocanada de oxígeno al régimen de Nicolás Maduro para decir que cumple con el derecho internacional y que acepta refugiados del conflicto armado de Venezuela. Esa es una parte perversa porque el ELN ayudó a Maduro a legitimarse en el sistema internacional”, enfatiza.
De acuerdo con Sahid, el hecho de que Maduro se juramentó el 10 de enero para un tercer período otorgó “un aire muy importante” al ELN “de estar cómodo para recuperar la frontera”.
Subraya que este grupo guerrillero tiene la aspiración geopolítica de, en los próximos 10 años, ser el actor dominante en la frontera colombo-venezolana.
El 24 de enero se celebró una reunión entre los Ministros de Defensa de Colombia y Venezuela, Iván Velásquez y el General en Jefe Vladimir Padrino López, respectivamente. El encuentro fue en San Cristóbal, ciudad venezolana en frontera con Colombia.
Velázquez reveló que en dicha reunión se destacó “la gravedad de la situación propiciada, ocasionada y desarrollada por el ELN en la región del Catatumbo” y señaló, además, que esperan que Venezuela coopere para la captura de los miembros del ELN, para lo cual el Gobierno de Petro pide “acciones de contención”.
Por su parte, el General Padrino López informó que Venezuela solo ha intervenido en el conflicto armado de Colombia “en condición de mediador, a solicitud de su propio Gobierno”. Dijo que se ratificó la disposición de colaborar, “aumentando los niveles de comunicación y estructurando un plan a tres meses para ayudar a Colombia a construir y consolidar su paz”.
FUENTE: Con información de W Radio/ El Espectador /Semana