domingo 26  de  enero 2025
RELACIONES EXTERIORES

Aislamiento internacional de Venezuela, riesgosa decisión de Nicolás Maduro

La determinación del dictador venezolano de romper relaciones con siete países y limitar presencia diplomática de tres es un gravísimo error, afirma diplomático

Por María Inés Lombardi

CARACAS.- Nicolás Maduro ha profundizado en apenas tres meses el aislamiento internacional de Venezuela, luego de las elecciones presidenciales fraudulentas de julio de 2024 en las que se autoproclamó ganador.

Solo en septiembre de 2024, Maduro rompió relaciones diplomáticas con seis países de la región (Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay) y el 6 de enero pasado incluyó a Paraguay en su lista negra, por reconocer estos al presidente electo Edmundo González Urrutia como el verdadero vencedor en los comicios, y no a su impuesta legitimidad.

Y aunque en noviembre de 2024, el dictador amenazó con cesar los nexos con los países del G7, que son Canadá, Francia, Alemania, Japón, Italia, Reino Unido (con Estados Unidos rompió en 2019) por apoyarla transición democrática en Venezuela, el 14 de enero pasado ordenó reducir el personal diplomático de tres de ellos, Italia, Francia y los Países Bajos, y les impuso además limitaciones de movilidad.

“Este autoaislamiento, además del aislamiento por incumplir los acuerdos internacionales, es sumamente grave y tiene poquísimos precedentes en el mundo”, asegura el diplomático Milos Alcalay, representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas, y embajador de Venezuela en Rumania (1990-1992), Israel (1992-1995) y Brasil (1997-2000).

Considera “increíble” que Maduro haya cesado relaciones indistintamente con gobiernos de derecha, centro y de izquierda del hemisferio. Un aislacionismo sin precedentes, al que Alcalay solo encuentra semejanzas “de la locura aislacionista” en Albania, país de la península balcánica de Europa, durante el mandato del dictador comunista Enver Halil Hoxha, por más de 40 años (1944-1985).

Después de la Segunda Guerra mundial, relata, Hoxha rompió relaciones con EEUU, Canadá, Austria, con Europa y paulatinamente también con la antigua URSS y Yugoslavia, lo que ocasionó “una pobreza terrible para el pueblo de Albania y cuyos efectos devastadores se vieron cuando cayó el Muro de Berlín” (1989).

Aislamiento internacional

“Ni siquiera Rusia (Vladimir Putin), que tuvo un conflicto tremendo con EEUU bajo la administración Biden, limitó su representación diplomática”, dice, al cuestionar la decisión de Maduro de ordenar restricciones a las representaciones en las embajadas. “Es la falta de una brújula diplomática, es el incumplimiento de compromisos internacionales que lo que hace es perjudicar, aislar y autoaislar más a Venezuela y ese no es el camino para el país”.

Según Alcalay, semejantes decisiones en el contexto internacional tampoco se vieron en los 12 años del mandato de Hugo Chávez, quien insistía en que “la patria es América”, en un mundo multipolar.

“El aislamiento político de Maduro tampoco tiene precedentes en la etapa anterior, porque Chávez tenía un olfato político de saber que Venezuela era parte de una dimensión mundial. Sin embargo, el mismo gobierno de Chávez con la presencia cubana y la hegemonía de Fidel Castro generó un modelo de enfrentamiento y fue produciendo una serie de aislamientos, pues en vez de haber cumplido lo ofrecido, lo incumplió”, explica.

No obstante, Venezuela hoy en día no forma parte de los BRIC, ni tiene figuración en los No Alineados y mucho menos en esquemas de naciones que ven que las violaciones de las reglas democráticas no son aceptables. “Estas defienden valores que están en acuerdos internacionales que fueron suscritos, no solamente por el Estado venezolano antes, sino por el mismo Chávez, como la Carta Interamericana Democrática y el Estatuto de Roma que dio origen a la CPI. Todo esto Maduro lo incumple hoy”, afirma.

¿Qué busca Maduro?

Que Maduro esté provocando la “albanización” de Venezuela y que incluso desconozca la proclama chavista de que “la patria es América”, es “la demostración de un desequilibrio que es debilidad”, asegura.

“Cuando asume posiciones que presumen de una fortaleza increíble y rompe relaciones con varios países es un poco porque ha quedado desenmascarada la elección del 28 de julio y desconocen el triunfo de Maduro”, continúa.

Países que reconocen a Edmundo González como presidente electo y otros que no lo hacen aún por razones de tipo jurídico o protocolar, indistintamente, señalan que hubo un golpe de Estado y Maduro al desconocer el Acuerdo de Barbados y perder las elecciones rompe con todo aquel que no sea incondicional.

Pero para el diplomático hay otros dos factores que reflejan la debilidad del régimen de Maduro y que muestran que ejerce “una diplomacia de carritos chocones que lo que hace es insultar” y le hacen daño a Venezuela.

Una es la incondicionalidad de un grupo minoritario que le aplauden furibundos a pesar de que saben que perdió las elecciones; y la otra es haber perdido la brújula de la realidad, como Albania. Con la diferencia de que este país, al romper relaciones con el mundo, se apoyó en grupos radicales de la revolución china de Mao, o en Libia con Muamar el Gadafi.

Lo que ha generado Maduro no es solo el aislamiento político y diplomático, sino que hace que Venezuela, además de incumplir los acuerdos internacionales, se coloque en una situación que causa tristemente una profunda preocupación internacional, dice Alcalay.

“Es absolutamente imposible y es un gravísimo error, en un mundo interdependiente como el actual, tratar de imponer a la diplomacia de terceros países qué es lo que deben hacer, cómo deben opinar y si no son incondicionales se insultan en la diatriba de romper relaciones. Esto lleva al aislamiento y quien sufre es el venezolano, independientemente de su ideología”, precisa.

Más allá de la tiranía

Alcalay, con vasta experiencia en el quehacer diplomático mundial, no sitúa el aislamiento internacional que impulsa Maduro en ningún sistema específico de gobierno, ni siquiera en la tiranía, en la que el expresidente español, Felipe González, identifica el ejercicio de Maduro.

“Hay caracterizaciones que van más allá de un gobierno tiránico”, dice el embajador, al analizar el contexto de relaciones con el terrorismo internacional que percibe, según dice. Y menciona un “enorme afiche” en defensa de palestinos que apoyan al grupo terrorista Hamás, colocado frente a la fiscalía, en el pleno centro de Caracas. Y el “maltrato de minorías indígenas” que se van a Brasil huyendo de las violaciones de sus derechos humanos.

“Ha habido dictaduras en América Latina, pero estas dieron mejor calidad de vida a sus ciudadanos, pero aquí no, aquí además de violaciones de derechos humanos terribles, no solo de presos políticos y militares, sino que también de los que liberan, pero siguen limitados en su libertad, también hay colapso por el incumplimiento de los resultados de las elecciones que son expresión popular”, apunta.

Y las relaciones internacionales de Venezuela en vez de avanzar, van para atrás, según dice: “Si limitas caprichosamente, sin ninguna razón, la presencia diplomática de una nación cuya comunidad es grande, limitas las posibilidades de que estos puedan vivir tranquilamente y lo que vas a hacer es provocar su salida”.

La medida también afecta a quienes dependen de la vía consultar en Venezuela y también a los venezolanos que están en esos países. “El rey ha demostrado que está desnudo, han demostrado que hubo fraude electoral y es rechazado por venezolanos y todo el mundo”, añade Alcalay.

Pese al escenario pesimista que impone el autoaislamiento de Maduro en el contexto internacional, Alcalay encuentra “optimismo de la voluntad de cambio”. “No hay solución mágica, pero después de la Segunda Guerra Mundial, surgió el milagro económico alemán, y podríamos hacerlo también en la Venezuela libre y democrática”, afirma.

FUENTE: Entrevista con el diplomático Milos Alcalay

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